Lo decimos no con orgullo patriótico como los americanos, ni con la satisfacción de una economía industrializada puntera como los alemanes, ni con el amor por la tradición de los japoneses. Lo decimos sin vanidad, con divertida resignación conscientes de nuestro gran bagaje histórico y enorme potencial creativo, solo comparables a nuestra ilimitada capacidad de autosabotaje. España es como un gran artista en el ocaso de su carrera, lleno de luces y sombras en constante contradicción, que sigue adelante gracias a retazos de genialidad y pasión por la vida.
Decía Otto Von Bismarck que «España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido». Esta constante lucha interna nos acompaña desde los albores de la historia. Ya desde el siglo X A.C. con griegos, fenicios y celtas en guerra (entre ellos y entre sí), pasando por las guerras púnicas (Cartago y Roma) entre los siglos III y II a.C. (en las que las tribus íberas para variar combatían por ambos lados). Un país que vivió la caída del imperio romano y llegada de los musulmanes en el siglo VIII D.C., seguido de la reconquista cristiana e instauración de la corona unificada de Castilla y Aragón en el siglo XV D.C. (primer prototipo de la actual España), conforman, en definitiva, un periodo de más de 20 siglos en lucha interna.
Uno podría pensar que la unión entre las coronas podría haber dado un pequeño respiro de paz a una región ya por fin integrada, lejos de ello decidimos exportar el ardor guerrero a medio mundo creando un imperio que iba desde las actual Filipinas, pasando por el Norte de África, buena parte de Europa y gran parte del continente americano, y fieles al estilo español, luchando no solo fuera de nuestras fronteras sino entre nosotros sin un siglo de respiro hasta el XXI.
España podía haberse quedado con el pionero espíritu comercial de los Fenicios, con la organización social del Imperio Romano, la ciencia puntera del imperio musulmán (líderes en matemáticas, medicina o astronomía) con la más extensa red marítima de la historia, haberse subido al carro de la revolución industrial que prendía en los territorios españoles en el norte de Europa y haber usado los vínculos con la Iglesia de Roma y con medio mundo, en pos de una incomparable base diplomática. O podríamos tirar casi todo por la borda cada vez, para tener que reinventarnos de nuevo después.
Y aquí reside el gran valor de nuestra gente, por mucho que nos disparemos al pie, siempre somos capaces de volver a ofrecer la mejor versión de nosotros mismos sin perder la positividad. Existe un refrán español que resume a la perfección esta dicotomía y que se acuñó después de perder la guerra de Cuba frene a la marina estadounidense “más se perdió en cuba y volvimos silbando”. Esta resiliencia y único espíritu de emprendimiento ha dado tres emperadores romanos (Trajano, Adriano y Teodosio), filósofos (Séneca o Averroes), escritores únicos (Cervantes, Lope de Vega, Lorca, Delibes), 2 premios nobel en medicina (Ramon y Cajal y Severo Ochoa), la invención del submarino y el autogiro (precursor del actual helicóptero), pintores de talla mundial (Picasso, Velázquez, Goya, Dalí), arquitectos de referencia (Gaudí o Calatrava) y deportistas para la historia.
Este ADN español nos convierte actualmente en el primer país del mundo por donaciones de órganos, en el país con mayor esperanza de vida, en el segundo país por número de turistas al año, uno de los 5 países del mundo con mejor red ferroviaria de alta velocidad y uno de los 5 países del mundo de mayor generación de energía renovable, en definitiva, un país que nunca dejará de crear oportunidades a pesar de sí mismo.
La España de hoy es un reflejo de lo que fue, con lo bueno y con lo malo. Un país que sabe mirar mejor hacia delante que hacia el pasado, pero que lo hace con alegría y creatividad. Es un lugar que siempre creará oportunidades y que acepta con los brazos abiertos a todo aquel que viene de visita o a quedarse. Es un país para conocer, un lugar en el que vivir, en el que invertir…un país que no cae, sino que se levanta. Un país para todos.
Como a los españoles nos gusta decir “Spain is different”.
Puedes encontrara este y otros artículos en inglés en la revista de TGS ´EXPERIENCE´.